viernes, 9 de enero de 2009

¿Por qué?

Te quedaste largo rato dando vueltas en la piscina. Pensé que te gustaba estar así como flotando, pero cuando pasó más de media hora, comencé a preocuparme de que estuvieras tan quieto. Entonces tiré el vaso que tenía en mi mano y me lancé al agua, allí te hablé, te di un millón de golpes para que despertarás, pero ya era tarde, estabas dormido en un sueño eterno.

Me pregunto a diario por qué lo hiciste, teníamos una vida en común, un proyecto. Pensé que eso te hacía feliz, pensé que yo te hacía feliz, pero ¡ay, cielos!, perdona que esté llorando, es casi imposible, ya sabes te lo prometí el día de tu muerte, en este mismo lugar, porque sé que no te gustaba verme llorar, siempre decías: “No soporto ver que sufras, querida”. Pero, por favor que inconsecuente eres, digo eras, tu muerte es el dolor más grande que he tenido en mi vida y el último que tendré, creo que nada lo superará y me vienes a decir que no te gusta verme sufrir siendo que fuiste tú mismo quien acabo con su vida cuando llevábamos cinco años de noviazgo y estábamos a punto de casarnos. No seas mentiroso, eso eres y eso eras un mentiroso, tu madre me dice que debo superar tu muerte, todos me lo dicen, pero es que no entiendo, no puedo. Dime qué fue lo que hice mal, eras infeliz está claro, de no serlo no habrías hecho esta locura; sabías que eras la luz de mi vida y me arruinaste, maldito, no te perdonaré jamás, te amo, pero te odio por dejarme aquí sola con esta hija; si una hija, esa era la noticia que quería darte el día que te suicidaste.

Bueno y ahora estoy aquí, sentada en la lapida que lleva tu nombre y sabes, vine a despedirme, porque ni esta ciudad ni este país son lo mismo sin ti, mi vida ya no es igual, todo es tan distinto, si no fuera por Antonia, nuestra hija, creo que estaría contigo en este momento , pero ella ha transformado mi vida, por lo menos hace que vea el lado bueno de las cosas, hace que me acuerde mucho de ti, en ocasiones cuando la veo reír, me parece ver que eres tú y la abrazo tan fuerte que siento en su cuerpecito pequeño esa calidez que sentía cuando tú tomabas mi mano. ¡Oh Te extraño tanto!, quisiera verte, besarte y abrazarte, pero ya sabes si no fui una buena novia ni tampoco una buena esposa, ¡rayos nunca lo fui!, seré una buena madre y no dejaré sola a Anto ni tampoco a ti, querido, siempre te traigo en mis pensamientos y en mi corazón.

Bien creo que Antonia lo entenderá cuando sea mayor, ya no te preocupes más, querido, contigo está mucho mejor, esa niña me traía demasiados recuerdos tuyos, creo que merece conocer a su padre, ese fue su regalo de cumpleaños ¡jaja!, ¿no crees que es magnífico?.Soy una excelente madre, muy preocupada por cierto así que aunque esté lejos de mi bebé, quiero que le cepilles los dientes a diario y que no olvides cambiarle su ropita. ¡Ah! y para cuando les toque venir a la casa, quiero que la traigas con el vestido nuevo que le compré el mes pasado, se ve hermosa. Bien, querido adiós, hablamos pronto.